

El miedo a la soledad es una de las preocupaciones más habituales que nos asalta a lo largo de nuestra vida. Muchos son los motivos que pueden llevar a alguien a “sentirse solo”: la ausencia de compañía, vivir con tristeza o con melancolía… e incluso sentirse solo por no tener pareja.
Cuando una persona no tiene pareja puede sentirse incompleta y desafortunada, y puede llegar a tener como mayor y único propósito el conseguirla. A veces, esta necesidad de encontrar a la persona que complete su vida y le aporte la felicidad que necesita puede convertirse en una obsesión; y el intento fallido de no encontrar el amor ideal puede aumentar la frustración y la sensación de soledad.
‘Muchas personas buscan encontrar una nueva pareja para enfrentar el miedo a la soledad’. Clic para tuitear
Este concepto de amor ideal -entendido como que la otra persona tiene todo el poder sobre nuestra felicidad y nos aporta todo en nuestra vida- nos puede llevar a vivir el amor como una dependencia emocional. Así, después de una ruptura o de una separación, se busca encontrar una nueva pareja para enfrentar ese miedo a la soledad, pudiendo incluso implicarse en una relación insatisfactoria por miedo a quedarse solo/a.
Esto es debido a la creencia irracional de que la propia felicidad y bienestar depende de la otra persona, construyendo así una relación de amor desde la «necesidad´´ (y dando paso por tanto a la dependencia). El concepto de amor ha cambiado mucho a lo largo de la historia, desde la limitante idealización del romanticismo hasta el concepto actual más sano; pasando de la ‘necesidad de tener amor’, al ‘deseo de compartir amor’: apreciar y desear la compañía de la otra persona, pero no necesitarla. Y aún hoy no nos paramos a reflexionar sobre la diferencia entre el posesivo y egoísta ‘te quiero’ y el desinteresado ‘te amo’.
En ocasiones, los momentos de soledad pueden ser una oportunidad de autorreflexión para conectar con nuestras emociones, contribuir al autoconocimiento y crecimiento del amor personal, tomar conciencia de lo que nos está ocurriendo, cómo nos afecta y si necesitamos gestionarlo (cómo me siento en estos momentos, qué necesito, qué me gustaría, qué me limita o me hace daño…). Sólo así conseguiremos estar preparados para establecer relaciones sociales y de pareja sanas, desde el amor, respeto y entendimiento propio. Sin este contacto frecuente con uno mismo, pasamos por la vida de puntillas, de una manera muy superficial, por inercia, y de pronto nos descubrimos en lugares en los que no nos sentimos cómodos o con relaciones (de amistad, de pareja, de familia…) no satisfactorias.
“Estar solo es una oportunidad para conocerse a uno mismo” Clic para tuitear
Obtener lo mejor de uno mismo y aprender a contar con nosotros, apreciar las fortaleces y tomar conciencia de las debilidades, sentirse completo como una persona individual y llenar los vacíos que podemos llegar a sentir nosotros mismos, nos beneficia a la hora de afrontar esa sensación de tristeza y aislamiento. Por tanto, es bueno y natural algunas veces tener etapas de soledad para ayudar a comprender y sentir que la auténtica felicidad depende de uno mismo.
“¿Qué es la soledad? Es un reencuentro consigo mismo, y no debe ser motivo de tristeza, es un momento de reflexión” El Principito.
Psicóloga especializada en psicología clínica, sexología y coaching. Mi objetivo ayudarte a encontrar las solución a tus problemas y mejorar tu calidad de vida.
Clinica El Sur
C/ Tiberiades 4 y 6, 41007 Sevilla
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